Página anterior | Página siguiente
Territorio: Guayana
Superficie: 2200 ha
Estado: Sin protección, clasificado ZNIEFF e Important Birds Area (BirdLife International)
Propietario: Ámbito privado del Estado
Gestor: Sin gestión
Biotopos: Sabana herbácea con tachurí barbado, séquito avifaunístico asociado; Agricultura; caza; actividades naturalistas; procesión religiosa anual.
La zona del Trou-Poisson pertenece al conjunto de las sabanas secas de la llanura costera antigua que encontramos, principalmente, entre las ciudades de Cayena y Organabo. Este lugar forma parte de una Important Bird Areas (IBA). El interés mundial de este lugar reside, en parte, en el hecho de que alberga una población de tachurí barbado, especie que residen estrictamente en las sabanas.
Este entorno típico posee un gran interés para la fauna y la flora con especies características de las sabanas, algunas de las cuales forman parte del patrimonio de la región. El Cachijo Ceja Amarilla, el Bisbita amarillento, el Frutero caranegra y el colibrí rubí son algunos de los pájaros cuyo canto se pierde en estas grandes zonas abiertas que son las sabanas de Trou-poisson. El busardo de las sabanas y el busardo coliblanco también frecuentan este sector no perturbado. Las familias vegetales Poaceae (gramíneas) y Cyperaceae dominan esta zona y el avistamiento de armadillos (tatú), grandes osos hormigueros o pumas constituye un privilegio para los senderistas discretos.
Las sabanas bajas, pantanosas o altas están expuestas, según la temporada, a la sequía, al incendio provocado o a las inundaciones. Los incendios también favorecen la extensión de especies introducidas invasoras como la acacia mangium, original de Australia y utilizada para la restauración de antiguas zonas de extracción aurífera. El suelo de las sabanas es pobre, está mal drenado y, por consiguiente, la fauna y la flora adaptadas a estas condiciones difíciles es muy específica.
Consideradas como uno de los lugares más importantes de la biodiversidad, y debido a la facilidad de acceso a estas sabanas, la presión agrícola y la presión sobre la tierra son cada vez más preocupantes. El entorno desaparece a favor de canteras, proyectos de construcción o praderas agrícolas mantenidas por prácticas intensivas (tratamiento mecánico del suelo, abonos, pesticidas).
Las sabanas sufren directamente la presión ejercida por la actividad humana y el crecimiento de la población típicos de este territorio. El crecimiento demográfico en la Guayana y la búsqueda de zonas para la ganadería, los biocombustibles o la urbanización hacen que el reconocimiento del carácter patrimonial de las sabanas y su protección sea un tema urgente.
En un entorno principalmente forestal, las sabanas recubren menos del 1% del territorio a lo largo de la antigua llanura costera son entidades ecosistémicas muy localizadas. Su degradación se debe principalmente a un desconocimiento ecológico que conlleva una falta de gestión, así como a proyectos agrícolas y a los insumos utilizados, que implican riesgos irreversibles de contaminación y degradación del entorno.